viernes, 19 de julio de 2013

INTOLERABLE ATAQUE ACÚSTICO A UN NIÑO AUTISTA



En la Comunidad Autónoma de Galicia hay un niño autista que sufre lo indecible cada día durante el transporte escolar. No soporta el sonido de los altavoces de la radio del autobús , que el conductor enciende para distraerse. Contenidos sonoros y anuncios publicitarios de alguna emisora comercial que el conductor escoge a su gusto personal y que los niños deben soportar . Una monitora que viaja con los niños ha apercibido varias veces al conductor para que apague la radio, al comprobar el estado de tensión del niño autista, que se queja, se tapa los oídos y a veces se golpea la cabeza contra el asiento . Algunos de los otros niños se ríen de él, y la monitora teme que en algún momento el niño reaccione de alguna forma agresiva e incontrolable.
Es totalmente intolerable la actitud del conductor, y la ley debería prohibir expresamente su conducta, por varios motivos. La ley reconoce el derecho de los padres a decidir sobre los contenidos audiovisuales que consumen sus hijos. No puede tolerarse que, durante el transporte escolar, los niños sean forzados al consumo de contenidos de una emisora de radio que inciden el desarrollo psicológico y cognitivo de sus hijos, sin el control de los padres. Imaginemos que el conductor se decidiese por una emisora religiosa, o de alto sesgo político. En realidad, no importa el tipo de emisora que sea. No existen contenidos neutros, y los niños no están en condiciones de consumirlos de forma responsable y crítica. Si el conductor cree erróneamente que a los niños no les va a pasar nada por escuchar la radio que él escoja, habría que decirle que es a él al que no va a pasarle nada por aguantarse sin oírla en horas de trabajo, de la misma manera que los profesores aguantan sin oír la radio mientras dan sus clases. En el caso del niño autista, la situación es peor, pues se le causa un daño de forma arbitraria y sin que haya motivo justificado alguno. Se le ha contratado para realizar un servicio de transporte, y no debe suministrar de forma forzosa ningún producto o servicio adicional si no es mediante una opción a su rechazo.
En realidad, esa nefasta costumbre de muchos conductores y empresas de transporte sería un pisoteo de derechos incluso en personas adultas, una situación similar a la del tabaco. Pero en menores de edad es si cabe más intolerable y las autoridades académicas deberían prohibirla de forma explícita.